Thai Dragon
¿El Tito Chinchan se estará convirtiendo en un crítico de verdad? Con esta película me ha pasado una cosa muy rara, dado que en vez de ir a favor de la corriente de la masa aborregada que vamos al cine en tropel, me he puesto en su contra. ¿Será esta la señal que necesitan los de fotogramas para darme la oportunidad que espero? No se, no se, veo señales.La película trata sobre un chaval que vive en una comunidad que se dedica a rezar y a convivir con elefantes. Forman parte de unos guerreros cuya misión es proteger las patas del elefante del rey (yo creo que eso era en la antigüedad), por eso crian elefantes para el rey. Total, que en un concurso de elefantes reales, les roban al elefante y a un elefantito, lo que desencadena en un manojo de hostias continuo hasta que termina la película.
La sociedad mundial de fisioterapeutas advierte que la visión de esta película puede provocar contusiones y luxaciones a miles. Pues eso, la película en sí es un poco truño. El argumento no está nada mal, un thailandés persigue desde su país natal a Sidney a un par de elefantes, masacrando a todo el que se encuentra a su paso. No parece mala idea, no es original, pero pinta bien. Pero tiene cosas criminales, como por ejemplo el montaje fotográfico.
Y es que intercala escenas fotográficas que no vienen a cuento en mitad de las luchas, lo que descentra mucho. El desarrollo se hace un poquito absurdo a medida que va avanzando la película, hasta desbordarse en la estupidez más suprema en el punto culminante. Y las peleas han perdido totalmente la frescura que mostraban en Ong Bak. Ahora sólo hay luxaciones de todas las articulaciones del cuerpo. Un par de luxaciones, pase, pero es que se pasa toda la película luxando a señores codos, rodillas, tobillos, etc. Y el final, la apoteosis de la tontería y de las luxaciones, sobretodo el ataque del elefante, que es para troncharse.
Resumiendo, luxaciones a gogo para una película de medio pelo que apuntaba alto y que se estrella cochambrosamente contra el suelo.
Lo mejor: La acción es trepidante y el espectáculo visualmente muy atractivo. Es una película que entretiene con creces y funciona gracias a la empatía y la nostalgia del personaje de John Mc Clane, su ironía y ese talante tan socarrón, bruto y cercano.
Lo peor: Que Willis envejece junto con su saga y se aleja en cada intento un poquito más y muy posiblemente ya para siempre del origen, del punto de partida, de aquella primera aventura de un hombre bueno sorprendido a la hora exacta y en el lugar equivocado, del nacimiento de una obra maestra del cine de acción.