A pesar de sus errores, por lo que logra y representa es una película muy notable

★★★★☆ Muy Buena

Crash

“Crash” es una película polémica. Pero parece ser que afrontar una crítica de ella resulta aún más polémico. Vayamos por partes. La película posee bastante a su favor. Es una obra, ante todo, muy sobrecogedora, con abundantes dosis de buen cine y de saber hacer.

El que fuera guionista de la oscarizada “Million Dollar Baby” demuestra que sabe algo más que escribir. Sus conocimientos cinematográficos son amplios, de eso no cabe duda, tal y como demuestra en ésta su primera película a la dirección. Los planos secuencia son una maravilla, los momentos más cruciales están dirigidos con una maestría digna de mención, la emocional música está empastada en el momento exacto, y el reparto raya a un gran nivel.

Entre tanta buena interpretación (un Dillon excepcional, un Cheadle grande, unos Newton y Howard increíbles… vamos, la totalidad del reparto) y tantos personajes, la de Sandra Bullock pasa totalmente desapercibida.

Pero… sí, la película tiene varios peros. Se les puede dar mayor o menor importancia (según el grado de impacto emocional que haya provocado en uno el film), pero lo que no se puede es negarlos desde un punto de vista aséptico.

Es obvio que Paul Haggis trata un tema controvertido, y por ello hay que tener en cuenta que cualquier resolución podría provocar daños colaterales. Así, lo mejor en estos casos (solamente si quieres evitar la polémica), suele ser tratar la película con la mayor ambigüedad posible. Y es evidente que el director lo sabe, trata de disimular su posicionamiento ideológico, pero sucumbe en varios intentos.

En primer lugar, hay que decir que, en sentido global, “Crash” trata un tema tan delicado como el racismo y la incomunicación debida al choque cultural con suma inteligencia, sin excesivo estereotipo y sin adentrarse en terrenos triviales y maniqueos. Pero hay personajes demasiado cercanos a la caricatura y que tienden a la exageración, sin poderse evitar, por lo tanto, caer en los tan temidos tópicos.

Y es también cierto que los momentos decisivos para los personajes pueden parecer un tanto manipuladores y fáciles emocionalmente hablando, tirando hacia al efectismo con esa cámara ultra-lenta y la celestial música como fondo. Como si Paul Haggis tratara de provocar al espectador.
Pero esos momentos, y su calidad cinematográfica, también elevan el film. Alcanza cotas cercanas a lo sobrecogedor. Y conmueve.

El guión es muy bueno, sin duda, pero (además de la sensación subjetiva de irrigar cierto nivel de odio) los personajes no terminan de encuadrarse del todo. Se concluye con la impresión de no haber dado el juego necesario a las inquietudes más espirituales y vitales de los protagonistas. Parece una especie de descripción incompleta que, bien es cierto, no afecta al aspecto general del film, pero que podría haber elevado más la complejidad y calidad del producto final.

Por ello, esta especie de hijo bastardo de “Vidas Cruzadas” de Robert Altman o de “Magnolia” de Paul Thomas Anderson, no alcanza el nivel de grandeza de las mismas. Ni siquiera se acerca a la profundidad (sobre todo la relativa a los personajes y su búsqueda de sentido vital), complejidad y nivel épico de “Magnolia”.A lo mejor con un mayor metraje se podría haber subsanado el error. A lo mejor.

Es cierto que lo que más se valora en un director y su inteligencia es que se muestre aséptico y sepa llevar ese sentimiento al espectador, sin tratar de hacer juicios ni justificar, dejándonos a nosotros el papel de la decisión. Así, demuestra que realmente comprende y es capaz de profundizar en lo que está hablando, dando la oportunidad de redención a cualquier posicionamiento. Eso es lo que Kieslowski definía como “artesano”.

Pero vamos a darle más oportunidades, ya que es su primera incursión en éste mundo. Y es un enorme primer paso. Pocos comienzan tan bien como Paul Haggis. Y creo que merece seguir avanzando y corrigiendo posibles errores. Así crecerá. Luego, ya veremos. De momento, como homenaje a “Magnolia” (a la que llega a recordar mucho por momentos), vamos a predicar con el perdón.

Eso sí, lo que no es moralmente aceptable ni tiene sentido es que nos quejemos de la obviedad del mensaje antirracista del film (que es cierto que en parte lo es) cuando nos molestamos por la ambigüedad que desprenden otros films a la hora de tratar temas tan complicados. A eso se le denomina contradicción.

No voy a ser yo quien lo niegue, la película es muy exagerada y difícil. Pero también posee una belleza extraña, abstracta, subyugante y casi poética. Y deja claro, de una vez por todas, que el racismo, los prejuicios y la intolerancia no son cosas de una sola raza. No en base a quién lo inventó, sino en base a quién lo practica. Y, en esencia, se trata de algo más peligroso, deshumanizado y globalizado.

Por ello, en definitiva y a pesar de sus errores, por lo que logra y representa es una película muy notable, ya que impacta, hace reflexionar mucho y, en cierto modo, arriesga. Se nota el aterrizar en las pantallas de éste tipo de films, y eso no ocurre muy a menudo. Sin duda, es un dato muy a su favor.

“Brokeback Mountain” es un rival demasiado duro para “Crash”, tanto desde el punto de vista cualitativo como desde el simple y probable posicionamiento de las votaciones… sin embargo, no se puede decir que no mantenga el tipo. Es una película muy digna.

Hay una frase en el film que seguramente es de las más significativas: ” … Añoramos tanto ese contacto, que chocamos contra otros sólo para poder sentir algo”.
publicado por Iñigo el 1 marzo, 2006

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