V de Vendetta
Con tanto fanático de los comics y tanto friki de los superhéroes en la red, me temo mucho que esta crítica me enviará al infierno de los no modernos y los anti-cools. Pero amigos, no puedo evitar escribir que “V de Vendetta” a mi me pareció “Verdaderamente una mierdetta”Que sí, que no me he leído el comic de Allan Moore, que casi no he pasado de los “Mortadelos y filemones”, de “Spiderman”, “Superlopez” y del “Jabato”, pero no importa. Fui al cine y traté de entretenerme sin manual de instrucciones.
Lo que me encontré fue a un tío pedante, escapado de las tertulias de Garci, disfrazado del zorro y con una careta. Una película mal iluminada, sin ritmo, pretenciosa, con unos diálogos patéticos, fallida, llena de clichés, aburrida e incluso bochornosa en muchos momentos.
Como película de acción, defrauda. Demasiada poca chicha y nada novedosa. (A los amantes de películas sobre futuros autoritarios con una buena accióncoreografiada estilo “Matrix”, les recomiendo “Equilibrium”.)
Como película de superhéroes, anda más cerca de “Catwoman”, “Daredevil” o “Scooby-Doo”, que de “Superman”, “Darkman”, “El cuervo”, “Batman” o compañía. En los efectos especiales no destacan en absoluto. El trabajo de cámara y la puesta en escena resulta poco más que regularcita, inundada de planos medios y cortos, con maquinas de humo a los lados trabajando sin descanso y con
un tufillo general a estudio. Como decía antes, no consigue encontrar un look original ni novedoso, a pesar de haber mandado pintar todo lo que aparece en pantalla de gris y de negro. “Sin City”, apostó mucho más valientemente, por poner un ejemplo justo al otro lado opuesto.
En cuanto a la música. buff. hasta prefiero antes los mamporros musicales techno de “Blade”.
Los actores, bueno, pues informar de que Natalie Portman también esta muy buena con el pelo tan rapado como el de Sidney Oconnor. Que John Hurt aparece siempre muy enfadado y dentro de una tele y que los demás, básicamente, pasaban por ahí. La historia de amor está metida al final del todo, como de refilón y no se la cree ni el guionista, ni el director, ni los hermanos Wachowski en la producción.
La historia es un pupurri de intenciones, un pastiche entre “La bella y la bestia”, “El zorro”, “El fantasma de la opera”, “El club de la lucha”, “El conde de Montecristo”, cualquiera de las numerosas producciones ya existentes y menos originales sobre futuros autoritarios, y “Bamby”.
Vamos, un despropósito.Todo es predecible, lánguido y almibarado. Todo es tan increíblemente absurdo, tan inverosímil y tan baratamente aburrido, que algunas escenas resultan hasta cómicas sin pretenderlo. Como la bochornosa escenita bollera y todos esos otros numerosos flashbacks que nos catapultan la vergüenza ajena, sin ninguna piedad, a cotas en las que nos descubrimos, de repente,
en el cine apretando fuerte, muy fuerte los dientes. Y donde encima, nos lo dan todo ridículamente masticadito. O como todas esas escenas en donde lo visual prima siempre sobre el sentido común y la razón, y en donde además, si no se puede explicar ya nada más después, pues tampoco importa.
Momentos tales como en el que hay que creerse así, sin más, que ese señor, disfrazado por obligación, y en busca y captura en un estado militarista, policial y dictatorial, consigue fabricar 300.000 caretas y capas y, además, mandarlas también a cada casa particular, cada oficina y garito de toda Inglaterra el solito, sin quitarse la careta y sin que lo pillen. O el tener que presenciar como nuestro paisano se entretiene formando una figurita con la que dibuja su logo con forma de V con la ayuda de 10.000 piececitas de dominó (que las conté), para, únicamente, derribarla después estando el solito, al mejor estilo “dominoday”, y para su único disfrute onanista. Y así todo, una tras otra, señores. Y sí, ya se que el individuo ese de negro es supuestamente un héroe, y que siempre hay cierta dosis de fantasmada en estas películas, pero es que aquí, muchas veces estos actos, tienen también un peso especifico en la trama central. Provoca ni más ni menos que una revolución, y yo, únicamente, desearía que me vendieran la movida de forma algo más inteligente y currada. (Como en el “Club de la Lucha”, ya que la mencionaba antes) Pero no, aquí solo hay atentados inexplicables, sin muertos, al estilo de preciosos fuegos artificiales iluminando los balcones y bajo la música de Tchaikovsky. Solo hay a nuestra disposición un cúmulo
de acciones incoherentes y de imágenes y tramas fotocopiadas.
¿Y como se vende todo esto entonces? Bueno, pues le añadimos un atentado en Londres y a poder ser precisamente en el metro, después hablamos un poquito pseudo-filosóficamente sobre la simbología de derribar edificios representativos, cuatro frases más supuestamente ocurrentes y al estilo “Los ideales son a prueba de balas”, un poco de gripe aviaria de refilón y otro poquito de guerra bacteriológica, y entonces ya esta todo supuestamente muy de moda y además, conseguimos tener a favor a toda una masa de incrédulos
que creerán y defenderán este proyecto como moderno, valiente e innovador. En fin, una completa decepción de película. No me extraña nada que los dos hermanitos de Matrix hayan decidido, a última hora, encasquetársela mejor a su segundo ayudante. ¿Se puede hacer aún algo peor que las secuelas de Matrix? Sí, amigos, se puede. Claro que se puede.
Lo mejor: La casa
Lo peor: La historia no engancha demasiado