El código Da Vinci
Hace un par de años una película sin quererlo le tomo el pelo a muchos de los espectadores y no es que les haya mentido, pero eso si, presentaba la trama de una forma tan realista,casi como un documental, lo que provocó que mucha gente se la pasará preguntando, investigando y navegando en el incipiente internet tratando de descubrir si la trama de la cinta había sucedido realmente. La película se llama El Proyecto de la bruja de Blair, y el fenómeno al parecer esta a punto derepetirse con la cinta El Código Da Vinci.Y es que a todos nos gustan las historias de misterio y conspiración y más si una cinta como esta, nos “revela” de una forma mas o menos creíble un “secreto” celosamente guardado por siglos,con el “potencial” de cambiar nuestra historia, pues la verdad, no hace falta que pongamos mucho de nuestro lado para crear una fantasía realista.
Debo confesar que soy uno de los millones de lectores que se han dejado seducir por el “revelador” libro y que me quedaba hasta altas horas de la madrugada leyendo y leyendo tratando de descubrir cuál es la siguiente pista, cual es la siguiente clave que hay que resolver, tan entretenido e intrigante resultaba que en más de una ocasión llegue a exclamar: “un capítulo más y me duermo.”
En cambio la cinta, por otro lado, en lugar de aprovechar el aspecto emocionante y divertido del libro, se concentra en crear un drama, una cinta que pretende ser seria y realista, olvida por completo que la novela original es una novela de entretenimiento. Por lo que las intensas persecuciones, amenazas y peleas son sustituidas por escenas quenarran la “verdadera historia” de María Magdalena, con sendos sobre producidos flash backsque se remontan a dos mil años atrás.
Los largos minutos e incluso horas que Robert Langdon y compañía pasan tratando de descifrar los intrincados misterios y códigos, en la cinta son resueltos instantáneamente con una memoria fotográfica y otras habilidades más propias de un X-Men.
Y aunque pareciera imposible, el guionista falló en copiar la trama tal cual y en sus intentos por “mejorarla” la convirtió en una experiencia larga, tediosa y fría inundando abusivamente de flashbacks tratando de contar el pasado de algunos de los personajes, pero olvidándose por completo de darles crecimiento durante la trama, desdibujándolos sólo como un ingrediente más, para que el numerito sea completo y no como los verdaderos conductores de la historia.
Y falla, además, al retratar con mas fuerza la relación entre los dos protagonistas, la cual en el libro es muy importante y en un principio de la cinta la fuerzan, para que a los pocos minutos ambos se encuentren huyendo.
Pero quizás el error más imperdonable, a mi punto de vista, es que la producción logro colarse al Museo de Louvre, filmar en la Gran Sala, lograron tener acceso a la pintura más famosa del mundo, para desperdiciarla en un par de simples tomas. Un gran fallo para todos los involucrados, excepto para Sir Ian McKellen, imprimiéndole encanto a su personaje y desde ya uno de mis actores favoritos.