Asterix y los vikingos
Cuando a principio de los años sesenta apareció “Asterix el galo”, primer cómic de esta insigne saga, poco podrían pensar los padres de la criatura (René Goscinny y Albert Uderzo) que las andanzas de sus personajes se transformarían en un fenómeno social que trascendería épocas, modas y edades. Seguramente tampoco les pasó por la cabeza que esas aventuras, publicadas en la recién nacida revista Pilote, acabarían siendo llevadas a las pantallas de cine de todo el mundo en dibujos animados, imagen real y animación. Pero la realidad es que casi treinta años después de la muerte del creador, se estrena la enésima adaptación (parcial) de uno de sus cómics (Asterix en Normandía).Asterix y los Vikingos es otra divertida comedia de dibujos animados en la que nuestros protagonistas se encargan de hacer un hombre hecho y derecho del sobrino del jefe, Gudúrix, que no es más que un arrogante muchacho de escaso valor. La cosa se complica cuando el mozalbete es secuestrado por los vikingos, que mira por donde buscaban una persona extremadamente miedosa que les enseñara a volar, ya que según su mago “el miedo da alas”. Asterix y Obélix se lanzan hacia el norte en busca de su protegido, quien mientras habrá conocido a la encantadora Abba, y con ella el amor.
Esta entrega cuenta con un mayor número de escenas de acción y a lo largo de sus casi ochenta minutos derrocha buen humor, dinamismo y fluidez en los diálogos, lo que da mayor lustre a esta producción franco-danesa. Estupenda película para que los más pequeños disfruten de los buenos dibujos de siempre, y dejen de ver por un rato las esperpénticas series de niños exhibicionistas y groseros que vienen de Japón, y que una cadena nacional tiene el mal gusto de programar a diario, para espanto de padres y educadores.