Super Nacho
Si ya lo decía yo, nada bueno sale del híbrido Jack Black-Jared Hess. No quiero hacer apología del alcoholismo, pero un par de cubatas, dos o tres compadres y muchas ganas de cachondeo son necesarios para aguantar de principio a fin el film.El director del invento lo es también de “Napoleón Dynamite”, y se encontró con un boom inesperado tras convertirse el film en culto para los “losers”, sobrenombre que tienen los frikis perdedores típicos de peli de instituto americano.
Eso no quiere decir que fuese buena, y lo malo es que Hess así lo creyó, dándosele carta blanca para este producto que ahora se presenta “Nacho Libre”, titulada de forma incomprensible como “Super Nacho”, quizás buscando el morbo de temática superhérose, de la que carece totalmente, y lleva a un engaño severo al espectador.
Un resumen sencillo: entrad al cine con la mente en blanco, si no, la odiaréis. En un folio y medio cabe el guión, y los primeros 20 minutos contienen como mucho 6 frases completas, todo lo demás son muecas y poses del un-día-llamado rey de la comedia, Jack Black, quitándole esa verborrea que lo hizo tan conocido. Su trono tambalea a favor de Will Ferrel, que también estrena película este finde en España. Me gustará saber por quién se decanta el público cañí.
A lo que vamos, Ignacio ( Jack Black) es un monje de pueblecito mexicano que desempeña el papel de cocinero en un orfanato. Su sueño sin embargo es ser estrella de la lucha libre mejicana, esa que ponían en Galavisión los domingos por la tarde, y que más que lucha era un auténtico circo. Con la ayuda de un auténtico tiráo, (Hector Jiménez) formarán el duo Nacho-Esqueleto, pillando palos por todos lados, pero muy bien remunerados. A la vez que intenta impresionar a la monjita cañona (Ana de la Reguera) del orfanato, peleará para llegar al combate con la mayor superestrella de la lucha y conseguir dinero para los huérfanos.
Pedazo argumento, simplón a más no poder, y que sin esfuerzo llena el metraje entero de la cinta. Los mejores momentos los da el magnífico Hector Jiménez, que sólo tiene dientes y ojos, de ahí el acertado mote de Esqueleto. Lo volean para arriba y para abajo, sin que la barriga de Black pueda hacer mucho por salvarlo.
Comedia atípica a más no poder, para ver sin complejos ni pretensiones. No espereis carcajearos de forma constante, que no es de esas. Si no cojeis al principio la gracia, no lo haréis en toda la película, y os parecerá larga como ninguna. No es para nada el tipo de comedia que ha hecho Jack Black a lo largo de estos años, y recalco, no es una película de Jack Black, sino de Jared Hess, escrita y dirigida, por lo que su humor roza la idiotez absoluta, y puede caer en desgracia en público español.
La pena es que se pierda algo fundamental: los esfuerzos de Black para hablar en inglés-mexicano, que resulta lo unico realmente gracioso del film. El doblaje lo va a convertir en carne de “manito”, “andele” y otras coletillas de bigote arrocet.
Un apunte: mi mujer cayó en un sueño profundo tras 10 minutos de musiquita ambiental psicodélica-mejicana, con Black circulando en motocicleta. Yo seguí hasta el final de forma incomprensible para
ella. Así es esta película: ves como una piedra va a tu cabeza, pero no te quitas.