Importa más la truculencia de la sangre y el retrato a brochazos de la España cochambrosa de la época que un interés verdadero en demostrar la hondura de unos personajes con nombradía.

★★☆☆☆ Mediocre

Alatriste

Quizá carezca de la perspectiva necesaria para entender las razones que hacen de la película más cara de nuestro cine, en el fondo, uno de las más decepcionantes. No le niego su ambición. Tampoco la ampulosidad de su oferta iconográfica. La película entra bien, aunque una vez que la imagen ha depositado su poso en nuestra retina, la historia que cuenta flaquea, se tuerce, escora su narrativa fundamental a derroteros fraudulentos, donde importa más la truculencia de la sangre y el retrato a brochazos de la España cochambrosa de la época que un interés verdadero en demostrar la hondura de unos personajes con nombradía.

Hay un exceso de enanos. Los de Velázquez y los que, en el guión, no vieron que este esfuerzo majestuoso ( 25 millones de euros, dicen ) conduce al espectador a sensaciones muy dispares, pero todas confluyentes en el fiasco. Se tiene la impresión de que uno ha asistido a una pinacoteca en la que los enanos, los espadachines, Quevedo y los validos de España hablan. Menos mal que Diego Alatriste habla poco porque no se acaba de entender ese susurro como de borrachín con asma que arrastra durante el escaso parlamento que le permiten.

No escatima Díaz Yanes conocimientos históricos y pone el énfasis allá donde hasta ahora el cine histórico únicamente depositaba lugares comúnes, tópicos de folletín. Faltaba que, encima de cara y con guarnicionería actoral de postín, la película la pifiase en el entramado de la Historia, así, con mayúsculas. En fin…. Que los euros que nos cobran los pagamos a gusto porque estamos así educados y nos conmueven las historias de valerosos hombres que defienden a España con sudor y olor a orín en las manos. Que también Coppola pintó, cual Velázquez, su Flandes particular en el Mekong y nadie le ha tirado los trastos a la cabeza.

¿ Apocalypse now versus Alatriste ? Ambas tratan la misma miseria: la injerencia del hombre en los asuntos de otros hombres, que es el simplificado argumento de la Guerra. Si el amable lector tiene alguna crítica amable a propósito de Alatriste que tener en cuenta, téngala. Acuda al cine. Oiga la vocecita de Viggo Mortenssen. Y cuando llegue a casa, saque de su colección de películas “Platoon”. Oliver Stone, antes de venderse tanto a ideales tan confusos.
publicado por Emilio Calvo de Mora el 6 septiembre, 2006

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