La noche de los girasoles
Ya he dicho en otras ocasiones que mis “críticas” son más bien comentarios, aunque, claro está, un comentario sobre una obra implica necesariamente una crítica (por eso asumo el título). Y es que me resulta difícil criticar algo que yo no sé hacer. Por otra parte, tampoco sé a ciencia cierta cuál es la intención del responsable, con lo cual tengo que acercarme a la obra un poco como de puntillas…Dicho esto, lo primero que se me ocurrió al ir a ver La noche de los girasoles fue preguntarme que quería contarme Jorge Sánchez-Cabezudo en su primer largomentraje.
Pues bien, algo ha dicho: “La noche de los girasoles es una película de cine negro en un entorno rural de montaña pero también es una película de personajes. Mitad thriller, mitad drama, cuenta la peripecia de ocho personajes principales en torno a un hecho dramático que se irá complicando a lo largo de la historia y que irá implicándoles sucesivamente a cada uno de ellos… la película está estructurada en seis capítulos: ‘El hombre del motel’, ‘Los espeleólogos’, ‘El hombre del camino’, ‘La autoridad competente’, ‘Amós el loco’ y ‘El Caimán’”.
Más que thriller, que algo tiene, en efecto, me parece, más bien, un drama, un drama que se inserta en las casualidades de lo cotidiano, con tintes de comedia, negra, pero comedia. Realmente, todo el desarrollo, como la vida misma, se basa en la casualidad: las cosas les ocurren a los personajes porque, precisamente en ese momento, pasaban por allí. Por eso se justifica, a mi modo de ver, plenamente, la opción del director de presentarnos cuadros que acaban engarzándose. No lo veo como un rompecabezas, sino como una diferencia de perspectivas de los diversos protagonistas, y el resultado me ha gustado.
Los personajes que pueblan ‘La Noche de los Girasoles’ son muy distintos entre sí. La película comienza con algo que, aparentemente, “no cuadra”: un comercial, en rol de violador (Manuel Morón), acaba su faena… y prosigue su camino. Por pura casualidad, acaba en el pueblo en el que se desarrollan los hechos. El alcalde del pueblo ha llamado a un espeleólogo, Esteban (Carmelo Gómez), para que dictamine si una cueva encontrada en el pueblo puede ser un buen elemento de atracción turística. Por casualidad, el otro espeleólogo que va a ir con este no puede hacerlo y, por casualidad, es otro individuo, Pedro (Mariano Alameda), y la novia del primero, Gabi (Judith Diakhate) , los que acuden. Por casualidad, el comercial en rol de violador va a encontrar a Gabi en situación bastante adecuada para ejercer su rol. Ella consigue escapar de mala manera y la encuentran su novio y el acompañante en su vehículo, herida y en evidente estado de shock. Ese es el principio del drama. A él se irán incorporando Cecilio (Cesáreo Estébanez), Amós (Walter Vidarte), el guardia civil (Vicente Romero) y el cabo de la Benmérita (Celso Bugallo). Todos entran en el drama por pura casualidad.
La actuación de Carmelo Gómez es sencillamente magistral. No menos magistral la de Celso Bugallo, cuyo personaje crece a medida que se desarrolla la película. Walter Vidarte interpreta cumplidamente un personaje que se me antoja difícil: no es fácil dar verosimilitud a una persona cuyas facultades mentales no están muy allá sin caer en el ridículo. Cesáreo Estébanez da el tono preciso del hombre duro y de ley que se ve enfrentado a un monstruoso absurdo. Personalmente, la actuación de Judith Diakhte es discreta, pero me parece que su personaje tampoco da para más. No me ha gustado en absoluto Mariano Alameda. Es cierto que el personaje es un tanto cantamañanas, pero en la versión de Alameda le falta incluso la credibilidad de tal. Sí me ha gustado, en cambio, Vicente Romero, el guardia que se corrompe para no tener que dar explicaciones y, al tiempo busca una salida airosa. Me parece excesivo (pero, evidentemente, me lo parece a mí) el metraje dedicado al comercial violador. No me parece un personaje esencial, aunque sí sea el detonante de toda la historia. Su actuación no pasa de ser discreta y no acabo de verlo en ese papel.
En cuanto a los aspectos “negativos”, aparte de los ya señalados en cuanto a la interpretación, la fotografía no me ha parecido excesivamente buena. Quizá se pudiese haber sacado más partido de lugares y personas. Hay también, quizá, algún error de continuidad (el vehículo que tenía que presentar el notable golpe frontal, aparece en una escena sin un rasguño). Asimismo, el estrés postraumático de Gabi queda reducido a los momentos inmediatamente posteriores al intento de violación. Quizá hay una superación un tanto “milagrosa” del mismo. Creo que la mayoría de los aficionados disfrutarán con esta película.
Lo mejor: El esquema general de la película, los detalles de la vida del pueblo y las actuaciones sobresalientes de Carmelo Gómez y Celso Bugallo.
Lo peor: La actuación de Mariano Alameda. El tiempo excesivo dedicado al violador. El período de shock de Gabi parece un paréntesis.