El caso Slevin
Con un presupuesto de algo menos de 20 millones de euros, y un joven equipo de producción, Josh Harnett entre ellos, narra a través de uncasting en estado de gracia (en especial un enorme Ben Kingsley, su mejor interpretación en años, olvídate de la sobrevalorada “Sexy beast”), la aventura de Slevin, un chaval que se encuentra ¿en el momento y lugar equivocados?
Después de un trailer en el que parecía que Guy Ritchie podría empezar a demandar a todo el mundo, la peli se ve con suma facilidad y salva el estancamiento visual sin recordar apenas al inglés, logrando casi casi, un estilo propio, aunque el género ande sobrado de “estetas”. La historia, rocambolesca donde las haya, logra atar cabos sin demasiadas trampas (aunque haberlas, hailas) y ha gustado mucho en su paso por Sundance, donde le han aventurado un futuro notable a su director. El guión de Jason Smilovic convenció a los actores, como confesó Willis, en su enésimo papel de asesino.
En USA ha recaudado casi su presupuesto (lo cual no está nada mal teniendo en cuenta que se estrenó casi a la vez que aquí, el pasado día nueve), y en España lleva cerca de dos millones desde su estreno el día siete, con lo que nadie se lamentará a la hora de hacer cuentas.
La nota se ve afectada por un par de mentirijillas, pero la peli tiene un ritmo frenético (el flashback inicial es espectacular) y “las paredes empapeladas más bonitas del cine reciente”, Una frase : “Charles Chaplin participó en un torneo de imitadores de Charlot y quedó tercero. Eso es una anécdota. Un 6´5.