A pesar de ese “tic” nervioso de algunos cineastas independientes, no quita que esta película, que apenas dura una hora y media, sea muy recomendable.

★★★★☆ Muy Buena

Una historia de Brooklyn

Otro lumbreras traduciendo “el calamar (chipirón) y la ballena” como “Una historia de Brooklyn. Bueno… mejor pensado… Es una película interesante, está bien hecha, tiene garra, unos buenos actores y un buen guión. El problema es que todo este tipo de cine indie se me parece. Es como muchas de las canciones de Los 40 principales, las escuchas y dices “pero si esta la acaban de poner”. En el caso de las pelis independientes americanas casi siempre tienen protagonistas bohemios o con profesiones artísticas que sufren las problemáticas de la “gente real”.

En este caso se retrata de forma cruda y muy realista un divorcio de un matrimonio de escritores y las consecuencias que tiene en sus hijos, el daño colateral (real) del no entendimiento de un matrimonio. Uno de ellos opta por seguir por todos los medios la senda de su padre, un profesor de literatura aparentemente seguro pero muy descuidado y grosero que posee la prepotencia de aquellos que han conocido la fama por su trabajo. El otro, el menor, se queda a vivir con su madre, que tiene varias aventuras con otros hombres. También es escritora y ahora está teniendo el éxito que se le ha acabado al marido. Por eso el menor, ante las desatenciones de la madre, se vuelve alcohólico. Y ambos van de casa en casa durante la semana.

La historia, a pesar de que tiene momentos muy duros y seguramente muy documentados (o autobiográficos), es el retrato de dos épocas, de dos hermanos. Uno de ellos está al borde de la mayoría de edad y se comporta como su padre, con sus prejuicios e ideas adoptadas, y el otro está despertando sexualmente y yendo por una senda de alcoholismo que nadie parece ver.

Aunque parece sórdido, la dirección está lograda y consigue momentos duros de ver. Noah Baumbach dirige bien este drama. Pero vuelvo al principio: ¿nadie podrá contar la historia de un divorcio sin que los padres sean artistas?, en resumidas cuentas, ¿con gente más normal? Porque retratar la realidad también requiere, a lo Loach, personajes cercanos y reales. Es una tendencia ya adoptada en el cine español. Un ejemplo es la divertida e interesante Bienvenido a casa, en la que los protas son un fotógrafo y su novia, una violinista.

A pesar de ese “tic” nervioso de algunos cineastas independientes, no quita que esta película, que apenas dura una hora y media, sea muy recomendable. Nota: 7. Valor: 4,5€
Lo mejor: El guión, la dirección y los actores.
Lo peor: Los estereotipos de las pelis “indies”.
publicado por Israel 'Yojimbo' Nava el 27 septiembre, 2006

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