Corrupción en Miami
Aunque la seguía con asiduidad, lo cierto es que nunca fui un fan de “Corrupción en Miami” (la serie). Aún así, el nombre de Michael Mann como director es, para mí, motivo más que suficiente para ir al cine así que fui a ver “Corrupción en Miami” (la película) con la esperanza de encontrarme con una buena cinta de acción pero sin expectativas de estar ante una obra maestra. Una vez más, Mann no me ha decepcionado.No voy a entrar en detalles de la sinopsis porque en realidad es lo de menos. “Corrupción en Miami”, la película, podría perfectamente ser un episodio de la serie, pues comienza con el final de una misión y, como quién dice, termina con una misión sin final. De tal manera que, aunque parece poco probable, no les costaría nada escribir el guión de una secuela para la película.
No es la historia, repito, lo que importa aquí. Lo que importa es que nos encontramos ante una película de más de dos horas de duración llenas de buenas escenas de acción, muy bien dirigidas, de las que se ven muy pocas en el cine cada año. Hay sitio también en la película para momentos intimistas y una historia romántica en los que Mann da rienda suelta a su capacidad para la poesía visual. Algunos planos son verdaderamente hermosos aunque sin llegar a la altura de esa absoluta obra maestra titulada “El Dilema“.
Los actores están bien porque no podrían estar de otra forma. Colin Farrell es un buen actor pero si además le das el papel de chulo guaperas no es raro que lo borde. Jamie Foxx haciendo de duro con corazón tampoco lo habrá tenido difícil para estar a la altura, de la misma forma que a Gong Li le llega con mostrarnos sólo una pizca de su talento para componer un personaje misterioso y atractivo. El mítico teniente Castillo, Edward James Olmos en la serie, está aquí interpretado por Barry Shabaka Henley, actor secundario en el que vale la pena fijarse porque aprovecha con sabiduría los minutos que aparece en pantalla en sus películas recientes (”La Terminal” o “Collateral“, por ejemplo).
No puedo dejar de mencionar el buen papel desempeñado por el siempre estupendo Luis Tosar, en un papel corto, pero suficiente para impresionar con su presencia en pantalla. Hay momentos en los que da auténtico miedo. Anécdota para espectadores atentos: en un momento de la película, su personaje aparece leyendo en un periódico (parecía “La Voz de Galicia”) una noticia sobre Amancio Ortega e Inditex, en un claro guiño al público español y en especial gallego.
No se le debe de pedir más a esta película pero ya no me parece poco. Quizás sobren algunas cosas y la verdad es que no está muy bien resuelta pero hay que reconocer que uno no piensa demasiado en ello mientras se está divirtiendo, durante más de dos horas, con cine de entretenimiento del bueno.