World Trade Center
Oliver Stone se vuelve a poner detrás de la cámara para narrar los fatales acontecimientos que ocurrieron en 11 de Septiembre de 2001. Lo especial de esta propuesta es que se centra en dos miembros de la policía portuaria que quedaron atrapados y fueron rescatados con vida.Partiendo de un inicio acertado, con una presentación del ataque que casi es lo mejor de la película, Stone nos muestra las vivencias de un grupo de policías capitaneados por John Mcloughlin, Nicolas Cage, que acuden a una de las Torres del World Trade Center para intentar ayudar, pero que al cabo de unos minutos de entrar, tienen la desgracia de que se derrumbe encima de ellos el edificio, como todos ya vimos en las escalofriantes imágenes que nos dio la televisión. A partir de este punto, la película transcurre en un sin vivir de las familias de los dos afectados, que se preguntan si sus maridos y padres (respectivamente) estarán vivos. En estos roles se encuentran Maria Bello como la esposa de Cage y Maggie Gyllenhall de Michael Peña. Como podréis suponer, sus personajes son bastante típicos, mujeres angustiadas por su parte y por la de ellos, policías atrapados debajo de cientos de escombros esperando que llegue ayuda, y dándose apoyo mutuo para no dormirse, temiendo no despertar si lo hacen. Debido a esto, el guión de Andrea Berloff se convierte en una historia aburrida y previsible que nos salpica con continuos flashbacks y acciones paralelas, mientras el metraje avanza de manera soporífera.
Un hecho que me ha sorprendido y que no veo justificación, es el hecho de que por qué lleva María Bello esas lentillas azules tan cantosas, no sé si habrá alguna explicación racional para ello, porque en ninguna otra de sus actuaciones ha recurrido a ello. Dejemos estas anécdotas para continuar con World Trade Center, y decir que la nueva película de Oliver Stone no sorprende por ningún sitio, que lógicamente tiene algunos momentos muy buenos y que llegan a la fibra sensible del espectador, como cuando Will Jimeno (Michael Peña) le pide al equipo de rescate que actúen de manera más rápida para poder ayudar a McLoughlin con su consiguiente consecuencia, pero aparte de ese y alguno más, nos encontramos con otros que sacan totalmente al espectador de su butaca, logrando que las sonrisas y los comentarios se alcen sobre el sonido de la pantalla, y un claro ejemplo de esto es la aparición de Jesucristo en una de las alucinaciones de Jimeno.
En definitiva un fiel relato de lo que vivieron los dos supervivientes, pero que cinematográficamente deja mucho que desear y que podría haberse mostrado de distinta forma, aunque hubiese que alterar un poco los acontecimientos, porque aunque cueste decirlo, el cine está enfocado para el público y no para el deleite del director exclusivamente.