El diablo viste de Prada
Sin dejar de caminar veloz en zapatos de tacón, está película evita caer en los clichés más fáciles. No es un profundo examen de conciencia, pero es una válida reflexión sobre el compromiso que hacemos entre la vida y la carrera profesional. Nos obliga a mirarnos en un espejo, o por lo menos en el reflejo de unos lentes oscuros muy fashion.Meryl Streep en el papel de jefa despiadada logra ser sutil. Sin dejar de ser, literalmente, la mala de la película. Lo que hace al personaje de Miranda Prietsley sea tan real como varios jefes que he tenido en mi vida. Se rumora que el personaje esta basado en Anna Wintour con quien la autora de la novela, Lauren Weisberger, trabajó en la revista Vogue. Parece que Weisberger le saco buen provecho a la oportunidad.
Una chica inteligente consigue un trabajo muy por debajo de ella con el que apenas gana suficiente para pagar la renta. Pero le cuesta trabajo hacer las cosas bien, y enterarse como van las cosas. No termina de encajar con la esclavitud corporativa. Le repiten constantemente que otras chicas matarían por la oportunidad. La oportunidad de viajar a París. Pero eso es sólo porque estas chicas todavía no saben que una cosa es “ir a París y ver París” y otra cosa es viajar a París por trabajo.
No soy una snob del cine, obviamente. Aún así, comprar está película con la de Scorsese, sería como comparar a Helen Fielding con Dostoyevski. Si optas por Bridget Jones sobra decir que no es literatura rusa. Aún así yo quisiera que hubieran más novelas como esa y más películas como esta. Porque una película divertida tampoco es fácil. Las que he visto recientemente [Primer (Secretos compartidos), The Family Stone (La Joya de la familia) y Failure to Launch] han sido insufribles. En cambio con El Diablo me divertí un montón. La diferencia está en la atención al detalle, o en este caso a los accesorios.