Toda la historia es absurda, y los personajes son completamente irreales. Ni guionista ni director tenían muy claro qué es lo que pretendían contar.

★★☆☆☆ Mediocre

El diablo viste de Prada

No sé por qué, no hago más que ver críticas que pretenden convencerme de que “El diablo viste de Prada” es una buena película, divertida, con buenos personajes y una interesante crítica hacia el mundo de la moda, cuando no es nada de eso. En absoluto.

Para empezar, toda la historia es absurda, y los personajes son completamente irreales. La guionista Aline Brosh McKenna ha intentado adaptar la novela de Lauren Weisberger quitando aspectos importantes y añadiendo otros que no tienen ni pies ni cabeza. Sólo por poner un ejemplo: Pongamos que tu compañero de trabajo es un ser repugnante que te insulta y te desprecia continuamente. Digamos que le apetece muchísimo hacer un viaje de empresa, que en último momento se pone enfermo y que tu jefe te ordena ir en su lugar. ¿Alguien se sentiría culpable? ¿Pero qué clase de ‘dilema moral’ es ése? Venga, hombre…

¿No te enteras de nada en tu trabajo? La solución es sencilla: ponte ropa de marca y todo irá mucho mejor. De pronto empezarás a responder al teléfono con seguridad e, incluso, podrás mirar a tus compañeros, que hasta entonces te despreciaban, por encima del hombro. La verdad, no acabo de ver muy clara esa supuesta ‘crítica’ de la película. Y tampoco es que sea todo lo contrario; parece, más bien, que ni guionista ni director tenían muy claro qué es lo que pretendían contar.

Evidentemente, no creo que nadie pensase que esto iba a ser algo inteligentísimo, pero es que tampoco es especialmente divertido. Muchas otras comedias de este estilo le dan mil vueltas. De verdad, no llego a entender todas esas opiniones que la alaban.

De acuerdo… Por alguna razón, ver en la pantalla ‘transformaciones en cisne’ siempre resultan entretenidas, y Meryl Streep y Stanley Tucci elevan bastante el nivel, pero eso no consigue salvar el resultado final de “El diablo viste de Prada”, que es plana, previsible y simplona. Mejor gastarse el dinero en el libro, que, sin ser una obra maestra, es, por lo menos, mucho más coherente.
Lo mejor: Las interpretaciones de Meryl Streep y Stanley Tucci.
Lo peor: Un guión que no se sostiene por ningún lado.
publicado por Marta el 4 noviembre, 2006

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