Cmedia tierna, divertida, con momentos surrealistas como la vida misma.

★★★★☆ Muy Buena

Pequeña miss sunshine

“En esta vida hay dos clases de personas: los triunfadores y los fracasados. ¿Sabéis cuál es la diferencia? Que los triunfadores pelean por lo que quieren”.El padre de Olivia (Greg Kinnear) tiene muy claro cuál es la supuesta fórmula del éxito. Como buen optimista, sueña con que su familia alcance el éxito y por ello apoya a su hija pequeña de siete años en su decisión de presentarse a un concurso de belleza infantil en el que la ganadora es coronada como Pequeña Miss Sunhine.

Toda la película se centra en el accidentado viaje que emprende esta peculiar familia en su destartalada furgoneta hacia California , lugar donde se celebra el concurso. Pero como en toda roadmovie que se precie, el viaje cambiará la vida de los personajes (perfectamente interpretados) y fortalecerá la relación entre los integrantes de la extraña familia.

Una familia en la que conviven un descarado y divertidísimo abuelo (Allan Arkin) adicto a las drogas, un tío suicida, un hermano que hace huelga de silencio hasta que no le permitan apuntarse a una escuela de pilotos, una madre de personalidad inocente (Tonny Collette) pero que sirve de eje principal de la familia y un padre obsesivo con el éxito. Paradójicamente, la persona que se muestra más madura de la familia es la pequeña Olivia (Abigail Breslin).

La niña no parece encuadrar en el prototipo de belleza que buscan en el concurso (tiene los dientes separados y usa gafas enormes) pero su ilusión es convertirse en modelo y se esforzará todo lo posible para conseguirlo. Aunque la ilusión a veces se desvanecerá y la niña caerá en el desánimo y se sentirá fracasada. Su abuelo le explica que ella no es una fracasada, porque “los fracasados son los que renuncian a intentarlo por miedo a no conseguirlo” y ella no cesa de intentarlo. Con un guiño a Proust en otra de sus escenas, la película nos muestra que el triunfo en la vida es algo relativo y que no tiene porque coincidir con la imagen del éxito que impera en la sociedad.

Una crítica feroz, aparentemente ligera, del sueño americano, representado en la figura del obsesivo padre y en los concursos de belleza. La competitividad de la sociedad se ve ejemplificada en las pruebas de talento a las que se ven sometidas las participantes del concurso. Porque la sociedad nos obliga a exigirnos cada vez más de nosotros mismos, y nos lleva a la frustración frente los éxitos de los demás. Tal y como plantea el personaje del hermano de la pequeña Olivia, “la vida es un concurso de belleza detrás de otro”.

A pesar del indiscutible drama que sugiere, Pequeña Miss Sunshine es una comedia tierna, divertida, con momentos surrealistas como la vida misma. Porque la vida está cargada de momentos en los que nos sentimos unos perdedores, y otros en los que el mayor triunfo es poder ser nosotros mismos.
publicado por Silvia el 5 diciembre, 2006

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