El juego de los idiotas
Hace unos años, La Cena de los Idiotas se convirtió en un inesperado éxito de crítica y taquilla. Su disparatada trama, llena de giros inesperados y situaciones pintorescas cautivaron al público. Ahora, el que fue su director, Francis Veber, regresa con El Juego de los Idiotas, otra comedia llena de mordacidad, ingenio y buen humor. Pierre Levasseur es un multimillonario al que un día los reporteros de la prensa rosa fotografían por la calle junto a su amante, una famosa modelo. Para evitar un costoso divorcio, no se le ocurre otra cosa que intentar convencer a su mujer de que la explosiva rubia de la foto no iba con él, sino con François Pignon, un transeúnte que casualmente pasaba por allí y quedó reflejado en la instantánea.Para darle verosimilitud a todo este montaje, envía a Elena (su concubina) a vivir a casa de Pignon, un modesto alojamiento de protección oficial en un barrio humilde en el que la modelo vivirá situaciones tragicómicas y pintorescas, para deleite del espectador. El reparto está muy compensado, aunque se echa en falta al tristemente fallecido Jacques Villeret, protagonista de La Cena de los Idiotas. Gad Elmaleh, Alice Taglioni y Daniel Auteuil cumplen a la perfección, y Kristin Scott Thomas está inmejorable en su papel de esposa. El Juego de los Idiotas es una estupenda película, con todas las virtudes de la mejor comedia francesa, y demuestra que para hacer reír no es necesario tener un reparto lleno de histriones ni de situaciones fantásticas. Tan sólo hacen falta un buen guión, agudeza mental y actores que no pretendan centrar toda la atención en su personaje. Y este filme tiene todo eso, vaya que si lo tiene.
Lo mejor: Una vez más, la comedia francesa demuestra que está a la altura de las mejores.
Lo peor: Se echa en falta la rechoncha y un tanto grotesca figura del tristemente fallecido Jacques Villeret.