Mia Sarah
En el cine, como en todas las artes, podría afirmarse que ya está todo inventado, o al menos casi todo se rige por unas reglas invariables que dejan poco a la imaginación de cada cual. Hay algunos géneros cinematográficos que parecen a simple vista una pesadilla para la originalidad, en los que hacer algo diferente y nuevo parece estar penado. La comedia romántica es uno de esos géneros cuyos máximos exponentes hoy en día parecen ser fotocopias de fotocopias.Quizá por ello la comedia romántica tal y como la conocemos no es uno de los géneros más explotados en la cinematografía española reciente, por las limitaciones que ofrece. Siempre hay algunas excepciones, y Mia Sarah, del debutante Gustavo Ron, es una de ellas. Marina (Verónica Sánchez) es una chica joven que lleva cuidando a su hermano Samuel (Manuel Lozano) y a su abuelo Paul (Fernando Fernán Gómez) desde la muerte de sus padres tres años atrás. Desde entonces, Samuel sufre agorafobia, y no ha salido a la calle. Siempre que Marina consigue que un nuevo psicólogo visite a su hermano, éste consigue espantarle. Todo cambia cuando aparece Gabriel (Daniel Guzmán), el nuevo psicólogo de Samuel. A partir de la premisa de una comedia romántica, Gustavo Ron elabora una película bonita y alegre, que rebosa buenas intenciones. Se trata de una historia tierna y dulce, que en ningún momento cae en lo fácil o en el acaramelamiento barato. A esa mezcla hay que añadir la originalidad de la propuesta y su desarrollo, el humor inteligente, y un toque de magia que convierten a la cinta en una fábula moderna, en una fábula romántica. Para mantener la ilusión, el film se sustenta sobre sus actores, en especial sobre un magistral Fernán Gómez, como siempre, y una dulce y adorable Verónica Sánchez.
Mia Sarah no se hace en ningún momento pesada, sino que se ve con una sonrisa en los labios desde el principio hasta el final, y es de esas películas de las que se sale contento, de las que le reconfortan a uno el espíritu. Desgraciadamente, por la época en que se estrena, y pos su escasa distribución, pocos serán los espectadores que disfruten de la primera pequeña joya del cine español de la temporada que viene.
Lo mejor: La originalidad de Gustavo Ron en un género falto de ella. Fernando Fernán Gómez y Verónica Sánchez.
Lo peor: Que pase totalmente desapercibida.