No es una película especialmente memorable, pero se deja ver, sobre todo por la curiosa sorpresa del final.

★★★☆☆ Buena

No conviene desvelar demasiado sobre el intríngulis de “Mentes en blanco”, una película que se articula en función de su intriga y el sorpresivo desenlace final. Además de hacernos esperar hasta la última escena, casi hasta sus últimos segundos, para darnos otra información con la que dar una sorpresiva vuelta de tuerca a todo lo visto hasta entonces.

También supone el debut como director del colombiano Simon Brand, hombre curtido sobre todo en el mundo de la publicidad, en anuncios de Pepsi, Coca Cola o BMW; y en los videoclips, para cantantes como Enrique Iglesias, Britney Spears o Shakira. Lo que le valió que la revista “Variety” lo incluyera como uno de “Los 40 latinos más influyentes de Hollywood”.

Aunque su realización sea lo contrario de lo que se espararía de él, una forma deslumbrante y originalilla para vendernos el contenido, sinó que es una puesta en escena gris, meramente funcional y diríase que modesta y supeditada a las interpretaciones y el guión, hábil, de Matthew Waynee, también debutante.

Haciendo amigos.

La excusa argumental nos sitúa en un almacen y con cinco hombres aturdidos, atados o malheridos que han perdido la memoria a causa de un accidente con productos químicos depositados en el recinto. A medida que van recuperando el conocimiento deberán hacer lo propio con la memoria porque deducen que algunos de ellos son víctimas y los otros secuestradores.

La gracia está en ir haciendo cábalas sobre quien es cada cual, con el agravante que nadie puede fiarse de nadie: los secuestrados deben temer por su vida; y los secuestradores a la posible ayuda externa en forma de agentes de la ley y el orden.

Entre ellos se génera una lógica desconfianza, pero también la necesidad de aliarse para escapar de este callejón, o mejor dicho, almacen sin salida. Mientras, en el exterior, una pareja de colegas secuestradores ha ido a recoger el botín, seguidos muy de cerca por la policia, y también por una mujer que sufre, Eliza (Bridget Moynahan), pues uno de los retenidos es su marido.

Mejor desde casa.
Así que a esperar el momento en que todo confluya y el rompecabezas, con varias pistas, algunas en formato ‘flash-back’ (a medida que vuelven los recuerdos), vaya adquiriendo consistencia.

Liberado de los clavos de la pasión de Cristo, de entre sus protagonistas destaca Jim Caviezel, apodado “chaqueta vaquera” por su manera de vestir, y que se erige enseguida en el líder del grupo. También un Greg Kinnear, a quien resulta imposible verle como “chico malo” y Barry Pepper, reciente aún su interpretración en “Los tres entierros de Melquíades Estrada”, junto a Tommy Lee Jones.

A parte de la urgencia de los personajes en ir recuperando su identidad, no es que “Mentes en blanco” sea una película especialmente memorable. Pero se deja ver, especialmente, por la curiosidad de su sorpresa final, aunque mi consejo es, a no ser que sea especialmente amante de las intrigas con guinda, quizás mejor que la vean cómodamente desde casa, cuando llegue en DVD.
publicado por Carles el 23 diciembre, 2006

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