Infiltrados
Cuando uno nace para una cosa, nada se le puede cambiar. ¡Scorsese ha vuelto!, sin aviadores, gangs ni biopics. Ha vuelto a lo que se le da mejor, el cine de mafias. Y es que el director de Uno de los nuestros nació para ser director de películas de cine negro. Su nuevo trabajo, Infiltrados (The departed, o sea, Los difuntos, título inédito, pero mucho más acertado), es una absoluta muestra de talento cinematográfico e inteligencia suprema. Quizás os parecerá que me estoy pasando y que ésta, por mucha peli que sea de Scorsese, no deja de ser una cinta de polis y mafiosos. Pues estáis equivocados: Infiltrados supera la calidad de muchos films de su género. El porqué: Scorsese.La película podría denominarse como una vuelta a casa. La verdad es que no puedo expresar todas sus virtudes en una sola frase: su excelente guión te deja con la boca abierta cada minuto que pasa. El ritmo del film es trepidante, ya que mantiene al espectador pegado en el asiento minuto a minuto (¡pese que la película dure dos horas y media!). Su reparto se define con una sola palabra: espectacular. ¿Y qué puedo decir más? ¡Ah, sí!: Scorsese, eres un auténtico genio.
¿Quién diría que Infiltrados es un remake? Pues lo cierto es que sí, aunque más que un remake es una inspiración (se basa en la aclamada triología hongkonesa Internal Affairs). He de reconocer que últimamente me gustan menos los remakes, pero claro, hay excepciones, y la cinta en cuestión es una de ellas. El encargado del guión es William Monahan, escritor considerablemente desconocido, y que aquí, realiza un trabajo magistral. El caso es que esta inspiración se ha convertido en una auténtica paranoia scorseniana (o como se llame), y para acabar antes, decir que es una pieza única, sin un solo fallo que pretende ser, y consigue serlo, una obra maestra.
Otro punto fuerte de la película es su excelente reparto. En él brillan tres, o quizás más, generaciones de actores. Por una banda, tenemos al gran Leonardo DiCaprio, que cumple su tercera colaboración con Scorsese tras las normalillas Gangs of New York y El Aviador. El actor estadounidense, de la, más o menos, segunda generación, se enfrenta a Matt Damon, que también interpreta uno de los mejores papeles de su carrera, haciendo de malvado mafioso infiltrado en la policía, y por último, dentro del trío protagonista, Jack Nicholson, que más que interpretar a alguien en concreto, se interpreta a sí mismo (excelentemente como siempre, por supuesto). El resto del reparto está completado por Mark Wahlberg, el auténtico descubrimiento de la película, con un papel magistralmente interpretado; Martin Sheen, genial actor, ya veterano, que hace un rol que me cae muy bien; Alec Baldwin, un actor que nunca me ha caído demasiado bien, pero que aquí lo hace de perlas; y por último, la única mujer del equipo, Vera Farmiga, una estupenda actriz que hace de auténtica “infiltrada” (en el otro sentido). Y por último, decir que con cada actor te sientes muy, pero que muy identificado (fíjense en la angustia de DiCaprio, la aparente ingenuidad de Damon o la frívola e inmoral personalidad de Nicholson). Scorsese se ha rodeado de unas auténticas estrellas.
En resumidas cuentas, una pieza maestra (cuántas van, ya, este mes, ¿no?) que sin duda quedará para siempre como un clásico, y además, la mejor película de Martin Scorsese (¿me he pasado?).
Lo mejor: La maldad de Jack Nicholson.
Lo peor: Que las escenas en que aparece Vera Farmiga estén, en ocasiones, un pelo desaprovechadas.