Piratas del Caribe 2
La famosa frase “Segundas partes nunca fueron buenas” la encuentro simple. Sí, es verdad que hay infinidad de segundas partes que són infumables, pero hay otras que, partiendo de una primera entrega buena, siguen el ritmo y la calidad de su predecesora. Pero como supondréis, este no es el caso de Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto. Por muy simple que sea dicha frase, en este caso es verdad.Si en la primera parte, La maldición de la perla negra, los protagonistas eran cantidad de ruidos y efectos visuales, en esta continuación lo siguen siendo. No ha cambiado nada, simplemente la historia, aunque ya es mucho decir. Es una película que se basa en un guión de lo más simple y absurdo (fíjense en la escena de lucha formada por el trío Depp-Bloom-Davenport, parecen payasos en un juego de PC). En fín, que otra vez puedo decir que se trata de una cinta entretenida pero totalmente vacía (como la recién criticada La sombra de la sospecha). Es una película de verano.
Parte de una idea bastante atractiva (una deuda de sangre con un hombre pulpo), pero el señor Verbinski no la ha sabido aprovechar bién. La cinta es extremadamente larga y, para acabar como acaba, con un final abierto, hubiera sido más oportuno que durara mucho menos. Aunque no digo que este final sea lo peor del metraje, no. Podría decir que junto a Johnny Depp es lo mejor de la película. El defecto es la siguiente cuestión: ¿de qué sirve hacer una película tan larga para que después no haya final seguro?
No hablaré del argumento, no por simple, sino porque supongo que con tanta publicidad ya sabréis por dónde va la cosa. Sólo comentaré que el guión me parece desaprovechado, aunque no creáis que se trata de una gran idea. Es, únicamente, atractiva.
Lo que sí puedo destacar es la divertida, aunque demasiado sobreactuada, por mucho que lo haga a propósito, actuación de Johnny Depp. Es un papel, un pelo desaprovechado, pero que al menos es original. Hoy en día encontraremos a pocos personajes de superproducciones que imiten al estilo de un cantante de rock como en este caso es Keith Richards. Lo encuentro muy arriesgado.
Y al menos hay un malvado bueno (me refiero a su actuación): Bill Nighy (el viejo rockero de Love Actually). Tiene un papel bastante difícil. Se ha de reconocer que los villanos de esta triología de piratas han sido muy acertados: en la primera entrega, junto otra vez a Depp, el que destacaba era el gran Geoffrey Rush; en esta segunda, Nighy interpreta a un asqueroso hombre pulpo; y en la aun no estrenada tercera parte el malvado será, nada más y nada menos, que Chow Yun-Fat. Del resto del reparto no destaca nadie más. Tanto el soso Orlando Bloom como la bella, pero a veces inexpresiva Keira Knightley no dan la talla.
En fín, una película de aventuras demasiado aparatosa, ruidosa y cargada de excesivos efectos especiales en la que ni siquiera hay intriga. Todo el mundo sabe qué hay en ese dichoso cofre, aunque al menos no es dinero (cosa muy habitual en aventuras de piratas). El dinero se lo han gastado en la producción.
Lo mejor: Depp y Nighy.
Lo peor: El exceso de efectos visuales e interminables batallas.