Viendo películas como esta uno no pierde la esperanza de que el cine español empiece a tomarse a sí mismo en serio.

★★★☆☆ Buena

La Caja Kovak

La caja Kovak tiene en común con “El silencio de los corderos” que el malo acapara un protagonismo peligroso. Aunque Timothy Hutton tenga el privilegio de salvar a la chica, es en realidad el malo, Kovak, quien urde la historia, es él quien manda, incluso en el final. El malo es un malo caricaturizable, un malo algo escaso con ese afán de ser personaje de un libro, pero tiene un punto inquietante cuando él mismo quiere ser el malo. Daniel Monzón le ha dado un verdadero revolcón a Pirandello y a “Niebla” de Unamuno. El personaje habla con su narrador, y no se conforma con obligarle a escribir su final.

Cada vez me gustan más los planos secuencia virtuosos. La chica está en la ducha y oye la melodía fatal; la camara sale de la habitación por la ventana, desciente hasta el bar sin un corte, sigue al camarero y de repente se gira para que veamos como la misma chica ha caido sobre la terraza. Uno se siente apabullado por la idea, por las imágenes y, si quiere, también por el truco de rodar semejante toma sin cortes.

Se trata de un buen thriller. Está contado con una baraja limpia, sin marcar, en la que el director va sacando naipes cada vez más asombrosos, y con un desenlace que no se desinfla como un farol. El desenlace es hollywoodiano, le dice al protagonista que no puede ser un observador. Monzón, igual que tantos otros, ha querido hacer un thriller a la altura de Hollywood, y hay que decir que en ningún momento ha hecho el ridículo, lo cual es mucho decir. Viendo películas como esta uno no pierde la esperanza de que el cine español empiece a tomarse a sí mismo en serio.
publicado por Jose Contreras el 14 enero, 2007

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