American Dreamz
Ya me imagino a Paul Weitz, analizando la actualidad de su país y pensando para si mismo: “tengo que hacer algo al respecto. Tengo que contarle al mundo lo que veo pero haciendo sonreir.”Un propósito muy loable en todos aquellos guionistas y directores que quieren hacer cine social. Si, si, cine social, como ésta película.
Por un lado tenemos una base actual y real como la de USA: un presidente tonto, unos terroristas que no son tan malos e incluso puede ser simpáticos, unos valores sociales totalmente superficiales reflejados en una televisión con y para imbéciles… vaya, igualito que en España 😀
Por otro lado tenemos la clara intención cómica del director a la hora de escribir el guión: en él quiere dejar patente una crítica clara pero también una declaración de intenciones que aporte algo positivo o una solución a esos problemas. Y para eso busca la redención para todos esos personajes reales. Y claro, el que mucho abarca poco aprieta. Sólo consigue hacer unas cosquillitas, un descafeinado de conflictos internacionales, una calcomanía en el retrato de algunos personajes…
American Dreamz es una película tan amable, tópica y pretendidamente crítica que a ratos se parece a una mala serie española de comedia (como si hubiera alguna buena) y en otras un divertido retrato de “el mundo al revés”. Sin embargo la fórmula “real 2 comedy” en tono hilarante aquí no cuaja y, aparte de no provocar la carcajada, se queda en un alegato tan pro-americano que cualquiera con dos dedos de frente verá lo siguiente: el presidente de USA, que seguro que mucho esperarían verlo en la película más tonto, queda como un auténtico héroe y una gran persona que sólo es manipulada, que una sociedad idiotizada por un programa de tv tiene su relevo generacional, que la superficialidad que proporciona entretenimiento a esa sociedad idiota (Grant y Moore) puede encontrar su alma gemela y, para terminar, que todos los personajes de la película triunfan a su manera.
De hecho Weitz es un perfecto ejemplo de alguien que triunfa gracias al sueño americano ya que ha podido hacer esta película. De los panfletos pro-americanos más descarados (e involuntarios por un flojo guión con ingredientes que se suponen incómodos) que se han visto en mucho tiempo. Aún así sonríes un par de veces.
¡Ah! Y es una gozada ver a Dennis Quaid. El resto de actores, flojillos, aunque sorprende ver a un Willem Dafoe tan camaleónico.
Lo mejor: Dennis Quaid. Y que esta película quite la razón (una vez más) a los progres que venden que en USA no hay libertad de expresión
aunque sea para hacer un medio churro como éste.
Lo peor: Que quiera vender una cosa y termine siendo otra. Señor Weitz, que en España (y en Europa en general) se quieren ver más cosas a lo Michael Moore, hombre.