Luis Buñuel

Buñuel dejó un legado impresionante. Nadie como él ha sabido mezclar elementos surrealistas con secuencias oníricas e incluirlas en tramas melodramáticas. Comencemos, ¿alguien tiene una cuchilla de afeitar?

Una cuchilla de afeitar corta el ojo de una mujer por la mitad. Un señor de mediana edad, le arroja un cubo de agua a una joven, desde el compartimento de un tren. Un hombre se vuelve medio loco cuando se imagina que todos los feligreses se ríen de él, a carcajadas, en el interior de una iglesia. Son algunas de las escenas que propone Luis Buñuel con su peculiar manera de ver el cine. Son secuencias del mejor director español de la historia, a quien pretendemos homenajear con este especial dedicado a su filmografía.

Luis Buñuel Portolés nace con el siglo XX, en Calanda, Teruel, en el seno de una familia de terratenientes. Sus estudios en Zaragoza (con los jesuitas) y su paso por la universidad en Madrid, viviendo en la Residencia de Estudiantes, le van forjando su carácter y su actitud ante la vida. En la capital se hace amigo íntimo de Salvador Dalí y de Federico García Lorca. Fruto de la amistad con el pintor es su pertenencia al movimiento surrealista y su primer cortometraje: “Un Perro Andaluz” (1928). Gracias al éxito de la película consigue financiación para la siguiente colaboración con Dalí: “La Edad de Oro (1930). Este nuevo proyecto escandaliza a todos los estamentos en Francia por su claro ataque contra la burguesía y el clero; temática que ya no abandonará en su dilatada carrera.

Su primera obra maestra es un documental: “Tierra sin Pan/Las Hurdes” (1932), que denuncia con crudeza la situación en dicha región de España, y que le vale la prohibición por parte del gobierno de la República. Finalizada la Guerra Civil española se exilia primero en Estados Unidos y luego en México, donde comienza a rodar algunas producciones sin mucho interés hasta la magnífica “Los Olvidados” (1950), verdadero impulso a toda su carrera posterior, con la que gana el premio al mejor director en el festival de Cannes. Con la colaboración de Luis Alcoriza –guionista de varias de sus obras del periodo mejicano- emprende varios proyectos que, en mi opinión, ganan con los años: “Él“, “Ensayo de un Crimen“, “Simón del desierto“, Nazarín“, “El Bruto“, “Susana, demonio y carne” son algunas de sus mejores cintas mejicanas.

En 1961 vuelve a rodar en España gracias al beneplácito del régimen franquista, que le utiliza como propaganda de la cultura del país. Su “Viridiana” es todo un éxito en el festival de Cannes, donde gana La Palma de Oro. Pero lo que no vio la censura española –o no quiso ver- sí lo denuncia el Vaticano y la declara anticatólica. El gobierno español reacciona y prohíbe la película, la despoja de la nacionalidad española y despide al Director General de Cinematografía (y no destruye las copias porque estaba coproducida con México). De esta forma “Viridiana” no se estrenara en España hasta 1977.

Los años sesenta marcan el inicio de su etapa francesa (aunque aún realizará películas producidas en México) y la colaboración con otro excelente guionista: Jean Claude Carriere. “Diario de una camarera“, “Belle de Jour“, “La Vía Láctea“, “El Fantasma de la Libertad“, “El Discreto encanto de la Burguesía” (que gana el Oscar a la mejor película de habla no inglesa) son algunas de las mejores cintas de este período. En 1969 rueda en España “Tristana” y, finalmente, en 1977 se estrena su última película “Ese oscuro objeto del deseo“.

Luis Buñuel nos ha dejado un legado impresionante. Su mirada a través de la cámara es única. Nadie como él ha sabido mezclar elementos surrealistas con secuencias oníricas e incluirlas en tramas melodramáticas. Su especial énfasis en denunciar la forma de vida burguesa, su crítica hacia lo religioso, su obsesión por el deseo sexual son características de su cine. También lo son sus personajes recurrentes: el trasunto de Buñuel, un hombre de mediana edad, aristócrata, ocioso, fetichista, con un deseo irrefrenable hacia la mujer, cuanto más inalcanzable mejor. La mujer en apariencia virginal, la Tristana o Viridiana, objetivo sexual del personaje anterior; como la que despierta los deseos de Arturo de Córdova en “Él“; o las que pretende asesinar Archibaldo de La Cruz en “Ensayo de un Crimen“. Las jóvenes que provocan la pasión en “Susana…” o “Simón del desierto” –aquí es el mismísimo diablo en versión femenina-; y las que no disimulan su deseo o colaboran con las prácticas sexuales en un ritual misógino (“Belle de Jour“, “Diario de una Camarera“).

Todos y cada uno de ellos forman parte del particular mundo de Luis Buñuel. Un mundo que quiso construir cuando vio “Las tres luces” (Der Mude Tod de Fritz Lang, 1921). Aquel día supo que quería dedicarse a hacer películas como “Abismos de pasión” (espléndida versión de “Cumbres borrascosas” con algunos planos deudores de la cinta de Lang) o “El Ángel Exterminador“.

Pues bien, para hablar de Luis Buñuel yo propongo encerrarnos en este especial -como los personajes de “El Ángel…”- . Propongo hablar de la carga simbólica de sus filmes, de la distorsión provocada por planos que hipnotizan, de lo descarado e irreverente de su cine, de “La Última Cena” de Leonardo, según versión de unos mendigos, mientras suena “El Mesias” de Haendel; es decir propongo hablar del surrealismo…

Comencemos: ¿alguien tiene una cuchilla de afeitar?

 

15 febrero, 2008
publicado por Ethan
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