David Lynch: Primeros Cortometrajes

El cine de David Lynch es uno de los más personales y originales que se pueda encontrar en la historia del medio. Este especial se centra en sus cortometrajes previos a Cabeza Borradora.

DAVID LYNCH:UNA BREVE INTRODUCCIÓN Y BIOGRAFÍA

David Lynch puede que sea el autor más inclasificable de la historia del cine. Tanto su obra, como él, no permite un análisis al uso, ya que Lynch es más que un director de cine, un artista multidiscipinar que abarca no solo el cine, sino también la música, la pintura y toda arte plástica que se le presente. El compendio de su obra, más que un análisis desglosado obra por obra, debe ser acometida de una manera global, ya que sus temas, recursos estilísticos y obsesiones se comprenden mejor de una manera conjunta, relacionando todas sus obras como una sola, que de manera individual.

Su biografía, para no ser demasiado exhaustiva, se podría resumir en unas breves líneas. Lynch nació en 1946 en Missoula, Montana (Estados Unidos), viviendo una infancia completamente normal. Para el joven Lynch esto creo un desasosiego en él, ya que esa extraña normalidad le parecía algo irreal, tema que puede verse a lo largo de toda su obra, en especial en uno de sus puntos de inflexión, “Terciopelo Azul” donde el apacible y acogedor pueblo de Lumberton esconde, bajo su leve superficie, un mundo sórdido y aterrador pero sugerente. Este contraste entre luces y sombras, se acrecentó cuando Lynch se fue a vivir a Philadelphia, donde descubrió la solitaria y aterradora vida en una gran ciudad en contraste con su apacible pueblo de la infancia. Ese choque es el leif motiv y conflicto inicial en toda su carrera.

DAVID LYNCH: PRIMEROS CORTOMETRAJES

SIX MEN GETTING SICK (1967)

El primer cortometraje que realizó David Lynch casi ocurrió de casualidad. A mediados de los años 60, Lynch estudiaba en la Academia de Arte de Pennsylvania, en Philadelphia.  Lynch se dio cuenta cuando pintaba que no se sentía del todo contento con el resultado final, ya que necesitaba que ese cuadro se moviera y tuviera sonido, lo que le le dio la idea para convertir su obra en animación y comenzara a interesarse por el cine.

El cortometraje de un minuto de duración contiene muchos de los temas y obsesiones que le acompañaran a lo largo de su vida y carrera. El cortometraje son seis cabezas humanas que vomitan sangre en una estructura cíclica que se repite seis veces. El tema del bucle ya está presente en esta, su primera obra, algo que repetirá en obras posteriores como “Carretera Perdida”, con esa Cinta de Mobius, donde su protagonista y el propio espectador se encuentra desorientado, al no saber donde empieza y acaba todo, extendiéndose hasta el infinito.

Las amputaciones y los cuerpos desmembrados son otra de las obsesiones que ya aparecen en este corto (las 6 figuras humanas que solo son la cabeza y el tronco, privados de extremidades) y que se repetirán en su obra: la cabeza cortada de Henry el protagonista de “Cabeza Borradora”, la oreja que inicia el misterio de “Terciopelo Azul”, la decapitación que se auto-inflinge por accidente Bobby Perú, el personaje interpretado por Willem Dafoe en “Corazón Salvaje”, o el personaje de Philip Gerard/Mike, el manco de Twin Peaks.

Durante el bucle que es el cortometraje, aparece el omnipresente fuego, una imagen y motivo más que poderoso en la obra de Lynch, símbolo de la pérdida de la inocencia como atestigua el incendio que aparece en “Corazón Salvaje” o la famosa frase de Twin Peaks, que tituló el paso de la misma a la gran pantalla “Fuego Camina Conmigo”. Un elemento que en manos de Lynch significa el peligro latente y la contaminación del alma del ser humano, un portal entre el mundo que conocemos y el que existe realmente y no somos capaces de percibir.

Las cabezas del cortometraje vomitan continuamente a lo largo del corto. Las enfermedades es otra de las obsesiones del cineasta. Ejemplos de ello lo vemos a lo largo de toda su obra: el bebé enfermo de “Cabeza Borradora” o el repugnante Barón Harkonnen de la adaptación de la obra de Frank Herbert “Dune”, llenos de pústulas. Los problemas respiratorios de Frank, el psicópata interpretado magistralmente por el tristemente desaparecido Dennis Hopper en “Terciopelo Azul” o la bruja mala de la adaptación sui-generis de “El Mago de Oz” que fue “Corazón Salvaje”, autoprovocándose el vómito en el baño, recuerdan sobremanera estas seis cabezas enfermas.

Y por supuesto, este cortometraje ya nos descubre a un autor obsesionado por las texturas y lo orgánico. Toda obra de Lynch se puede palpar, oler y sentir. Desde el frío y húmedo apartamento de Henry en “Cabeza Borradora” al café y los donuts de la Doble R, la cafetería de Twin Peaks.

Es interesante la aparición cíclica de la oscuridad a lo largo de los seis ciclos de enfermedad por el que pasan las figuras. Una oscuridad que les absorbe y que les penetra, inundándoles y haciéndoles desaparecer. Curioso, porque el mal y la oscuridad siempre aparecen de la misma manera en su obra. Desde el propio Bob, símbolo del mal en Twin Peaks y que surge de la nada y las sombras en el bosque, al Fred Madison de “Carretera Perdida”, marido celoso y esquizoide que surge de las sombras de los pasillos de su propio apartamento, una oscuridad que se cierne sobre él, le abraza y nunca más le suelta.

El corto en sí no tiene música pero lo que si contiene es una sirena sonando constantemente a lo largo de todo el metraje. Un sonido industrial que será característico a lo largo de toda su obra, sonido que busca inquietar, irritar y tener en alerta al espectador, no sabiendo nunca lo que ocurrirá a continuación.

Por supuesto, todos aquellos que busquen un argumento o una lógica en este corto de un minuto aproximado de duración se sentirán decepcionados. En realidad, esto es video-arte y la eclosión en pequeñas dosis del talento de un artista polifacético que nos traería algunas de las mejores y más sugerentes obras de los últimos 30 años.

THE ALPHABET (1968)

El segundo cortometraje que realizó Lynch es en palabras del propio autor “una pesadilla acerca del miedo al aprendizaje”. En esta obra, Lynch, mezcla por primera vez la inocencia (la canción infantil que se enseña a los niños para aprender el alfabeto) con un entorno sucio y sórdido, donde el aprendizaje y la madurez se juntan con la pérdida de la inocencia y el primer paso a un mundo que no es tan inofensivo como parece. El mismo tema aparecerá más adelante en “Twin Peaks” donde, el asesino de Laura Palmer, introduce una letra del alfabeto bajo una de las uñas de sus víctimas para completar su nombre en forma de macabro juego.

Para Lynch, las letras coartan la imaginación y la libertad del individuo ya que estas y los conceptos que crean al asociarse, limitan el mundo y su conocimiento de él. El cortometraje, en su primera mitad (la duración total es de unos cuatro minutos aproximadamente), nos remite al collage de su primera obra. En esos dos primeros minutos, imágenes en apariencia aleatorias (pero que son causa de lo que veremos en los dos minutos finales) nos devuelven a las sensaciones de su primer corto, para posteriormente trasladarnos a un entorno de imagen real, donde una niña yace enferma en la cama mientras recita, como si de un juego diabólico se tratase, las letras del alfabeto, en un ambiente onírico y pesadillesco y la primera aparición de uno de sus estrambóticos y siniestros personajes. Una niña que haría temblar de terror a la mismísima Reagan de “El Exorcista”. De nuevo, la enfermedad y las reminiscencias de sus cabezas vomitando sangre, en el momento final en el que la niña parece que vomita las palabras del alfabeto para liberarse de ellas, que la limita y la somete.

Es la primera obra de Lynch que demuestra su dominio del miedo, pero no a base de sustos sino a través de la intrusión de lo extraño, del otro lado, en entornos y situaciones cotidianas, lo que lo hace más siniestro si cabe. Las imágenes de la segunda mitad del cortometraje son un preludio de las escenas de Laura Palmer en su habitación en “Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo” y, sobre todo, de la terrorífica e insoportable escena final de “Mulholland Drive” donde, el personaje interpretado por Naomi Watts, debe enfrentarse a sus miedos más profundos.

Primer cortometraje de imagen real en la obra de Lynch y una buena muestra de lo que sería su obra cinematográfica. Maravilloso e inclasificable.

THE GRANDMOTHER (1970)

Gracias a una subvención del AFI (American Film Institute), comenzó Lynch su verdadera carrera cinematográfica. “The Grandmother” es, más que un cortometraje, un mediometraje de 32 minutos de duración aproximadamente, donde Lynch, por primera vez y a través de su peculiar estilo, nos cuenta una historia estructurada, con inicio, nudo y desenlace.

La historia que cuenta es la siguiente. Un niño angustiado, que vive a la sombra de unos padres abusivos y violentos, trae de vuelta a su abuela, o a la imagen de lo que sería su abuela, a través de una semilla que encuentra en el bosque. Pero, por supuesto, no todo es lo que parece.

Para empezar, Lynch comienza a demostrar la extraña relación entre sueño y realidad, en una historia, donde muy posiblemente, el retorno de esa abuela que da título a la historia, no es más que el deseo de un niño de huir de una realidad que, seguramente, le deparará la muerte.

De nuevo, vemos la aparición de una serie de temas y símbolos que acompañarán a Lynch a lo largo de toda su carrera. En primer lugar, el niño protagonista, un precursor del anodino y patético Henry Spencer de “Cabeza Borradora”, traje negro y camisa blanca incluída. Pero, también, es un reflejo de los protagonistas de “Terciopelo Azul” y “Twin Peaks”, ambos interpretados por Kyle Mclachlan, Jeffrey Beaumont y el agente especial Dale Cooper. En común tienen su extrema curiosidad y una extraña inocencia, convirtiéndose en entes fuera del mundo sucio y cruel en el que habitamos.

En contraposición a esa alma pura, tenemos las figuras paternas, que durante toda la obra de Lynch serán de todo menos positivas para el desarrollo del individuo. Los padres del chico son representados más que como personas, como animales, seres primitivos que sólo están interesados en los placeres básicos (comer, agredir y follar). Interesante la primera escena del mediometraje, donde, simbólicamente, y a través de imagen real y collages, vemos el nacimiento del niño protagonista y la reacción violenta y feroz del padre que le ve como un rival sexual frente a su mujer.

El padre recuerda, en su actitud, a otras figuras paternas y masculinas de la obra de Lynch como el padre de Laura Palmer, Leland y el violento camionero Leo Johnson de “Twin Peaks” o Frank Booth de “Terciopelo Azul”.

La figura materna sería prima-hermana de otras figuras femeninas castradoras e incestuosas, como la madre de la novia del protagonista de “Cabeza Borradora” o Marietta de “Corazón Salvaje”, donde acosan e intentan abusar sexualmente de hombres menores que ellas.

En esta ocasión, la sombra del incesto sobrevuela la historia, asemejándose al incestuoso Leland Palmer y, también, en su carácter sumiso a Sarah Palmer, la madre de Laura Palmer que hacía oídos sordos al infierno personal vivido por su hija antes de su muerte, provocado por los abusos físicos y psicológicos que le infligía su propio padre.

Visualmente, la casa de la familia protagonista de esta historia, recuerda tanto al claustrofóbico piso del protagonista de “Cabeza Borradora” (sobre todo la cocina donde tenemos una escena casi réplica de la posterior escena del filme de “Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo” entre la familia Palmer) o esos terroríficos pasillos inundados de oscuridad que nos traen a la memoria tanto los pasillos de la casa de Fred Madison en “Carretera Perdida”, como los interminables y laberínticos pasillos de cortinas rojas de la infernal Logia Negra de “Twin Peaks”.

Mediometraje que podemos considerar como la primera obra de Lynch con un guión concreto, que trata, como siempre, temas comprometidos -en esta ocasión, los abusos de la infancia, los padres como figuras autoritarias y lejanas, el incesto, el complejo de Edipo, el marido amenazado por el nacimiento de su hijo y el enfrentamiento, entre este y su padre, por el amor de la figura femenina- pero desde el prisma diferente y extremadamente original de un autor inclasificable.

THE AMPUTEE (1973)

Este cortometraje de David Lynch, realizado a la mitad del rodaje de “Cabeza Borradora” debido a los problemas financieros que tuvo su primer largometraje y del que hablaré en profundidad en la entrada dedicada a dicha película, surgió, al igual que otras muchas obras del cineasta, fruto de la casualidad. Frederick Elmes, director del fotografía de “Cabeza Borradora” y parte de su equipo fijo de trabajo en el resto de su carrera, le dijo a Lynch que tenía que probar dos cámaras de vídeo en blanco y negro. Lynch le preguntó si podía escribir una pequeña historia para probar las cámaras, algo que le pareció una buena idea a Elmes.

El resultado es un corto con un solo plano fijo, grabado con una ínfima calidad. La historia es muy simple: una mujer con las dos piernas amputadas escribe una carta (que el espectador escucha como voz en off) acerca de una serie de relaciones personales. Mientras tanto, un enfermero realiza las curas para ambos muñones, sin que ninguno de ellos interactúe el uno con el otro.

En este experimento, aparece de nuevo el interés de Lynch por los miembros amputados y, por primera vez, el gusto por las intervenciones médicas frías pero incómodas, que más adelante en su obra volverá a reflejar en la escalofriante autopsia de Laura Palmer en “Twin Peaks” o de Teresa Banks en “Twin Peaks: Fuego Camina Conmigo”.

También se refleja por primera vez, de una manera completamente casual y en un entorno “normal”, la irrupción de lo extraño y la teoría de Lynch de que existen otros mundos pero están en el nuestro. Ambos personajes, paciente y enfermero, se encuentran abstraídos el uno del otro, cada uno en un mundo aparte, como si habitaran dos realidades diferentes. Esto explotaría en “Twin Peaks”, donde cada personaje que habita el pueblo del que toma el nombre el serial, pertenecía a un género cinematográfico diferente haciendo que la serie no pudiera englobarse en un género determinado, ya que cada personaje vivía su propia historia, ajena a la de los otros, lo que provocaba que en el momento en el que se juntaban dos personajes pertenecientes a dos géneros diferentes, irrumpía “lo extraño”.

Destacar que la protagonista del cortometraje es Catherine Coulson, actriz que trabajaba en ese momento en su ópera prima “Cabeza Borradora” y que pasaría a la historia por ser la excéntrica Lady Leño en “Twin Peaks”.

Hasta aquí el repaso a los primeros cortometrajes de un autor que irrumpiría en la escena del cine americano con una obra inclasificable y única, que será motivo de análisis en la siguiente entrada dedicada a este genio del siglo XX.

9 noviembre, 2010
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